Entre la sombra y la distorsión: La Posverdad y el ocaso del pensamiento crítico

Entre las oscuras piedras de una prisión, donde la luz se filtra como testigo silencioso, se despliega el acto final del gran filósofo. Sócrates, envuelto en una modesta vestimenta, permanece sentado con una serenidad inquebrantable, la mano alzada hacia los cielos, como si aún debatiera con el propio cosmos. A su alrededor, la tristeza se adhiere al aire: Sus discípulos desvían la mirada, sus cuerpos se desploman bajo el peso del dolor, sus espíritus aplastados por la injusticia.

Hoy, más de dos milenios después, no estamos tan lejos de esa escena. Acusaciones falsas, palabras vacías, infamias y mentiras parecen retroalimentar continuamente un fenómeno contemporáneo: La posverdad. Pero ¿de dónde surge este término, y cuál es su impacto?

El término post-truth fue empleado por primera vez a inicios de los años 90 en Estados Unidos, en un artículo publicado por la revista The Nation. Más tarde, adquirió notoriedad durante la campaña del Brexit. El filósofo británico A. C. Grayling ha reflexionado ampliamente sobre este fenómeno, señalando el año 2008 —tras la crisis financiera global— como un punto de inflexión. A partir de entonces, afirma que, la política quedó gravemente marcada por un crecimiento tóxico en la desigualdad de ingresos, acompañado por la erosión de la integridad intelectual y un daño profundo a la democracia.

En el corazón de esta ecuación —entre desigualdad y corrupción— se halla un catalizador decisivo: Las redes sociales. En ellas, la verdad se distorsiona, se manipula y, a menudo, se desacredita con amplia facilidad. Las opiniones más fuertes tienen la capacidad de silenciar cualquier evidencia fundamentada. El narcisismo digital se ve empoderado, instaurando una ética virtual que privilegia el sentir individual por encima de los hechos objetivos. Quien disienta, será atacado sin piedad por la marea virtual sin medida.

El vehículo más poderoso de esta distorsión ha sido la proliferación de noticias falsas, particularmente en las campañas políticas. Desde 2023, se ha evidenciado una problemática creciente: Una cultura online donde realidad y ficción se confunden, al mejor estilo de una novela de Aldous Huxley o George Orwell.

La amenaza que representa la posverdad no es enteramente nueva, aunque solo en años recientes haya alcanzado visibilidad masiva. En el año 399 a.C., los atenienses enjuiciaron a Sócrates —uno de los primeros defensores del pensamiento crítico— bajo el cargo de asebeia (impiedad), una figura legal utilizada desde la Guerra del Peloponeso para perseguir a opositores políticos. Su condena, basada en falsedades y prejuicios, revela un patrón que persiste: Quienes desafían los intereses establecidos en defensa de la verdad y/o el pensamiento crítico son sistemáticamente silenciados.

Con la irrupción del posmodernismo y el relativismo, se instaló la idea de que todo es subjetivo, e inventar versiones altera la verdad y permite redirigirla según intereses de grupos concentrados de poder que ya no necesitan los golpes de estado o la violencia de armas. Este cambio abrió la puerta a una política que prescinde de evidencias, de coherencia, incluso de objetividad. Lo que prima es el efecto emocional: Una distorsión que actúa como placebo y que sustituye la realidad por una ilusión comparable a la satisfacción infantil.

Los ejemplos abundan. Quizá los más visibles son las elecciones en las que candidatos sin pensamiento crítico ni comportamiento ético accedieron al poder. Su ascenso fue posible gracias a la exaltación de opiniones infundadas, amplificadas por las redes sociales. En este ecosistema, millones de usuarios, atrapados en burbujas virtuales, buscan compulsivamente una gratificación que fortalezca su autoestima frágil y dependiente de la dopamina digital.

El terreno que construye la posverdad es fértil para el fanatismo y la violencia —incluso física—. El fenómeno promueve gratificaciones constantes pero de baja intensidad, reforzando mecanismos defensivos frente a la realidad, mientras alimenta una agresividad latente. Si este proceso continúa sin límites ni regulación ética, estaremos frente a una amenaza directa al tejido mismo de la convivencia social.

Permitir que cualquier opinión, sin fundamento ni evidencia, sea elevada al rango de verdad indiscutible empuja a la sociedad hacia la desaparición del debate. Un debate que requiere —ineludiblemente— respeto, escucha, objetividad y contraste de ideas. Su progresiva extinción da paso a la polarización emocional, a una mayoría cada vez más alienada, atrapada en un imaginario sin raíces.

La posverdad representa y evidencia un retroceso intelectual. Erosiona la capacidad de diálogo, debilita el pensamiento crítico y ofrece un escenario ideal para quienes, desde la confusión, impulsan sus agendas de poder. Como en 1984 de Orwell, la manipulación del lenguaje y la fragmentación de la verdad permiten legitimar la violencia e imponer una narrativa dominante sin resistencia.

Es una urgencia mayor, por tanto, construir una ética de la virtualidad, legislada. Las sociedades necesitan —con premura— marcos normativos que regulen las redes sociales, las plataformas digitales y los medios masivos, espacios donde la posverdad encuentra su mayor combustible. En defensa de la verdad —incluso de aquella que es incómoda— debe exigirse siempre evidencia verificable para quienes se expresen en pos de la verdad. Solo así podremos garantizar un futuro más justo, pacífico y seguro para todos.


Referencias bibliográficas:

Arendt, H. (1972). Crises of the republic. Harcourt Brace Jovanovich.

Ball, J. (2017). Post-truth: How bullshit conquered the world. Biteback Publishing.

Chomsky, N., & Herman, E. S. (1988). Manufacturing consent: The political economy of the mass media. Pantheon Books.

Grayling, A. C. (2017). Democracy and its crises. Oneworld Publications.

Han, B.-C. (2014). La sociedad de la transparencia (A. Martínez, Trad.). Herder. (Obra original publicada en 2012)

Huxley, A. (1932). Brave new world. Chatto & Windus.

Keyes, R. (2004). The post-truth era: Dishonesty and deception in contemporary life. St. Martin’s Press.

McIntyre, L. (2018). Post-truth. The MIT Press.

Orwell, G. (1949). 1984. Secker & Warburg.

Pariser, E. (2011). The filter bubble: What the Internet is hiding from you. Penguin Press.

Popper, K. (1945). The open society and its enemies (Vols. 1–2). Routledge.

Sunstein, C. R. (2017). #Republic: Divided democracy in the age of social media. Princeton University Press.

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