Carne de festival.- Acordes y encuentros en el Cruïlla

El verano es territorio festivalero. De música electrónica o heavy metal, en grandes ciudades o en parajes recónditos, miles de personas recorren los escenarios de los festivales en busca de sonidos conocidos o sorpresas inesperadas. Las crónicas y críticas suelen fijarse en las guitarras afiladas o en los gorgoritos del vocalista, pero esta vez giramos el foco 180 grados. En la 15ª edición del Festival Cruïlla de Barcelona, hablamos con quienes dan sentido a todo esto: el público, la audiencia, esa tribu que es, literalmente, carne de festival.

JUEVES: Un punzante equilibrio entre lo de ayer y anteayer

Es el primer día y la primera vez que piso el Cruïlla. Por demografía y estilo musical realmente podría ser mi festival de cabecera. Veremos. Para los que ya superamos cierta edad, ir a este tipo de eventos puede ser un riesgo para parecer el tutor legal de los asistentes. No es el caso del Cruïlla. Nos vemos reflejados o incluso rejuvenecidos, en general.

Mientras se oyen los ritmos de Mr. Kilombo resonando en todo el espacio ocupado por el Cruïlla, que es la sede de un crisol de eventos y embolados a lo largo de todo el año, nos encontramos en la entrada con dos jóvenes.

Xenia y Héctor, dos infiltrados del Primavera.

Héctor y Xenia son de Barcelona y hasta hace poco vivían en Birmingham, cuna de Black Sabbath —el resto de cosas de esa ciudad son secundarias—. Celebran su vuelta a Barcelona con su primera vez en el Cruïlla, aunque acumulan un gran número de asistencias al Primavera Sound en ediciones anteriores. Este año también irán al Green Man.

Del cartel del Cruïlla de este año, al que solo asistirán un día, destacan a Seu Jorge y Fermín Muguruza. El mejor concierto que recuerdan en un festival es el de los Planetas tocando Una semana en el motor de un autobús en el Primavera Sound. Les encanta ver a la gente “puesta”, haciendo cosas irracionales a altas horas de la madrugada, y preguntarse qué les pasará por la cabeza.

De los ritmos brasileños de Seu Jorge pasamos a los jamaicanos de Dr. Calypso. Reconozco que desconocía que todavía estaban expidiendo recetas musicales. Sus temas clásicos tocan ciertas teclas nostálgicas en un concierto festivo que el público celebra lanzando gorros de paja al aire cuando suena Plan 10. En este embrollo, nos encontramos con tres divertidas amigas.

Judit, Vale y Natalia viven en el barrio de Horta de Barcelona y se han conocido en el colegio de sus hijos y en los parques del barrio. Es su segunda vez en el Cruïlla, un festival que les encanta. También han ido al Maleducats y al de la Porta Ferrada.

Del cartel, destacan Love of Lesbian, Dr. Calypso, Fermín Muguruza y Goran Bregovic, y han disfrutado del directo de Mr. Kilombo, al que no conocían demasiado. Judit ha vivido en primera fila el de Love of Lesbian, uno de sus grupos de referencia.

Les gusta encontrarse con personas que conocen y ponen en valor la propuesta de arte plástico presente en el Cruïlla. De otros festivales, recuerdan conciertos como los de Calle 13, Alcalá Norte o Crystal Fighters en Porta Ferrada; y algunas anécdotas como bañarse en la playa para quitarse el olor a concierto de verano.

Judit, Vale y Natalia, del parque al Cruïlla.

El jueves continúa con el concierto, reivindicativo —como cabía esperar—, de un Fermín Muguruza hablando un perfecto y practicado catalán. La gente se entusiasma con el mítico Sarri Sarri de los ya desaparecidos Kortatu.

Pasamos a ver St. Vincent, pero acabamos disparando un Kalashnikov en el concierto de Goran Bregovic, el Leonard Cohen de los Balcanes. La energía de Frank Carter, que rejuvenece el directo —con baño de masas incluido— y las canciones de los Sex Pistols, supone para mí el fin del primer día en el Cruïlla. 

VIERNES: Made with love in Barcelona

Arranca el segundo día (tercero para los que fueron el miércoles), con algo menos de calor, y con un cartel más internacional y angloparlante. De las pocas formaciones patrias destaca Love of Lesbian,  con su primer concierto de los dos que realizará por su especial vinculación con el Cruïlla.

La formación catalana desarrolla muchos de los temas de su último lanzamiento en un público entregado que ha “madrugado” para verlos en escena. Muchos de sus himnos se los reservan para el segundo concierto. Esto genera desconcierto para un grupo uniformado con camisas hawaianas.

Este grupo de Sant Boi marcó tendencia en el Cruïlla.

Sara, Victor, Anabel, Pedro, Ana y Javi vienen de Sant Boi de Llobregat y rondan el punto de equilibrio de los 50 años. Se definen como amigos que son familia y familia que son amigos. Para unos es la séptima vez en el Cruïlla, y para otros la primera. También son fieles al festival santboiano Altaveu.

El cartel de este año parece hecho a su medida, pero destacan a León Benavente, Love of lesbianAlanis Morissete, Viva Suecia y Texas. Una grata sorpresa ha sido Leon Bridges.

Les gusta la sensación de compartir con mucha gente diferente la experiencia de la música en directo. Recuerdan con los ojos brillantes y una gran sonrisa el concierto de Juan Luis Guerra en el Cruïlla de hace unos pocos años. Sin ser unos apasionados de la música latina, compartieron con todos los asistentes una sensación de alegría y buen rollo contagioso.

Continúo la jornada sacando la cabeza por el concierto de Leon Bridges. Varios de sus temas se repiten en muchas de mis listas, y parece que ya tengo entrenado al algoritmo. Thirty Seconds To Mars es una actuación hecha videoclip, o quizá más lo contrario. Parece que la vertiente musical del actor Jared Leto deambula entre referencias mesiánicas —no de Leo precisamente— por el recurrente símbolo de la trinidad, referencias a andar sobre el agua, o eso de compartir pan entre los ciudadanos de Barcelona.

Una norma no escrita de las actuaciones en los festivales es que el tema más destacado del grupo, ese que todo el mundo conoce y espera, no suena hasta el final. Texas lo hizo al revés. Quizá por aquello de quitarse la presión —no lo creemos— o para liberar a los que solo quieren escuchar el I Don’t Want A Lover cantado por una fantástica Sharleen Eugene Spiteri.

Ya en la recta final, en las escaleras que hacen a la vez de anfiteatro de uno de los principales escenarios del festival, hablo con tres risueños treintañeros (uno que ya no).

Mónica, Marc, y Rubén, este último justamente cumple los 40 al día siguiente, son profesores en una escuela de estudios audiovisuales. Rubén tiene más años y también más experiencia en el Cruïlla, esta es su tercera edición. Para el resto es su primera vez.

Vienen a escuchar a Leon Bridges, Ben Harper, Texas, Miquel Izal y a Love of Lesbian. Pero les ha encantado descubrir a Leon Bridges, y escuchar a Seu Jorge y a Thirty Seconds To Mars.

Del Cruïlla les encanta el ambiente y la variada propuesta cultural. Para los tres, especialmente para Mònica que es de Vilanova, el Vida es su festival de cabecera. Recuerdan los conciertos de Manel y el reciente de Ca7riel y Paco Amoroso, y el de Kings of Lion en el extinto Faraday. Mónica sonríe al recordar cómo una vez se coló en la zona VIP del Vida.

Rubén, Marc y Mónica, tres no tristes profesores.

Los animados ritmos de de l’Empératrice hacen bailar  a todos los presentes. Un fin de jornada festivo para mi segundo día en el Cruïlla.

SÁBADO: Un vendaval de emociones

El que debía ser el día de celebraciones empieza convulso y con alarma meteorológica incluida. Después de varios avisos, finalmente el festival abre las puertas, más tarde y con algunas bajas en la escaleta, pero con un ejercicio de resiliencia y adaptación elogiable. La gente ha venido a pasárselo bien, llueva o truene.

Hago una aparición anecdótica con León Benavente, pero por distintos motivos estoy obligado a ir al concierto de Pau Vallvé. De ironía fina y temas asentados después de 18 discos y variados proyectos musicales, la formación habitual se complementa puntualmente y de forma excepcional con el acompañamiento de Kabum, un grupo de percusión del barrio de Gracia. Hablamos con ellos.

Oriol, Alba y Oriol, integrantes del grupo de percusión Kabum.

Oriol, Alba y Oriol se han subido al escenario del concierto de Pau Vallvé, junto a todos los integrantes de Kabum, para realizar la percusión de varias canciones del cantautor. Sin duda, una forma muy especial de vivir un festival y una anécdota para explicar.

Es su primera vez en el Cruïlla y se han bautizado a la grande. A Oriol le ha sorprendido gratamente ver a los Sex Pistols en directo porque pensaba que ya se habían jubilado. De otros festivales, recuerda con cariño el concierto de la Rosalía en el Vida.

Acaba uno y empieza otro. Ahora toca el concierto de Alanis Morissette. Nunca hubiera dicho que vería en directo, 30 años después, a la chica que cantaba esa pegadiza canción que tenía un videoclip grabado dentro de un coche que se emitía en una MTV en esplendor. Pasan los años, pero no todas las jugadoras. También empieza con el hit Hand In My Pocket.

Pau Vallvé acompañado por el grupo de percusión Kabum.

Hago acto de presencia al final del concierto de un Quimi Portet que se ha pasado el juego ya varias veces. Con casi 70 años, para algunos es “el mejor catalán” que ha existido. Tema a tema, recoge el cariño de un público incondicional a los que regala varios comentarios metamusicales, haciendo referencia a ritos antropológicos vinculados a los conciertos. ¿Este señor ha escrito algún libro?

Actuación de Quimi Portet.
Viva Suecia, al fondo de la colina.

Escucho a Viva Suecia desde lo alto de la colina. Sin el loco y lejos del escenario, pero sentado en una terraza con una refrescante bebida aromática. Un leve y amenizado descanso entre tanto ir y venir. Ya de camino al colofón de la fiesta orquestado por Love of Lesbian, nos cruzamos en el Cruïlla —valga la redundancia— con una entrañable pareja.

Cristina y Toni todavía tienen treintaytantos. Es su primera vez en el Cruïlla y como buenos vilanovinos también son carne del Vida, aunque veneran al FIB y les gustaría ir al BBK.

Vienen por Ben Harper, Leon Bridges y Crystal Fighters, a los que han visto en directo muchas. Destacan el concierto de Ben Harper y el espacio de comedia, aunque en este último día se canceló por el temporal.

Los mejores conciertos que recuerdan en un festival son los de Florence & The Machines en el FIB y el de Two Door Cinema Club en el Arenal Sound de 2016. Ha llovido tanto desde entonces que el arenal ahora es un jardín.

Cristina y Toni, desde Vilanova con amor.

Ahora sí, uno de los conciertos más esperados. Love of Lesbian & Amics, que de primera hora ha pasado al prime time —algo bueno siempre trae todo temporal—. Hoy sacan toda la artillería de su repertorio, sin reservas, vitaminado con un variado elenco de colaboraciones. El suelo tiembla cuando Cala Vento canta Niña imantada, y se emociona con la voz  Maria Hein en Lucha de gigantes. Una velada de celebración, con pastel incluido, que acaba con la mítica Fantastic Shine.

Santi Balmes por triplicado, el sueño de muchas.

Y con un poco de la sesión de Elyella acaban mis encuentros musicales y personales de mi primera vez en el Festival Cruïlla. Estoy convencido de que no será el último. Me pierdo a los Kaiser Chiefs,  espero tener otra ocasión para verlos.

En un festival, como en la mayoría de cosas, hay que elegir. No se pueden ver a todos los grupos, aunque a veces suponga un cruce de emociones. Casi siempre, el mejor festival es el que se vive y se comparte. Y no siempre con música de fondo.

No te vayas sin decir algo