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Nueva York es una ciudad de ciudades. En sus calles encontramos el resultado y la suma de los inmigrantes de todos los rincones del mundo que han querido hacer realidad el sueño americano. Un trozo de China, Italia, Korea, Ucrania, y también Japón, se entremezclan en Manhattan y los otros distritos de la ciudad.
Kei Kei trabaja en un pequeño local de comida para llevar en Little Tokyo que fusiona el arroz y los sabores japoneses con la hamburguesa americana.
Little Tokyo está conformado por una docena de bloques del East Village neoyorquino que nos sumergen en la cultura japonesa a través de un gran número de restaurantes y establecimientos de comida para llevar. También podemos encontrar tiendas de juguetes, videojuegos, ropa, supermercados o incluso peluquerías que podrían estar sacadas directamente de Shibuya. El epicentro se encuentra en el triángulo que conforman la calle Stuyvesant, la Novena Este y la Tercera Avenida.
La próspera economía japonesa de los años ochenta del siglo pasado propició un flujo de hombres de negocio nipones atraídos por la cultura del Midtown de un Manhattan en ebullición. Algunos se quedaron gracias a los bajos alquileres de entonces, y el East Village poco a poco se fue tiñendo de negocios con raíces japonesas.
Según los anales de la ciudad, el restaurante que ejerció de punta de katana fue el establecimiento de sushi Mie, pero el primero que realmente se adaptó al estilo del East Village fue el Sapporo East, fundado en 1983. A partir de entonces el crecimiento fue exponencial, especialmente en los noventa. Hoy podemos disfrutar de una completa experiencia japonesa en las tierras que los indios Canarsie vendieron en 1633 al colono Peter Minuit en un histórico trueque.
Nueva York es una ciudad tan diversa que aunque vengas de Marte, desde el primer día, ya puedes considerarte un neoyorquino más. Aunque nunca hayas estado antes, la tienes tan vista por mil películas que si aparece Bruce Willis con una metralleta, tampoco te sorprenderías. Hay ciudadanos que nunca aprenden inglés, no les hace falta. La publicidad y los medios de comunicación se difunden en múltiples idiomas y en algunos barrios el peso mexicano también es una moneda de curso legal. La capital del mundo que marca las tendencias de occidente concentra lo mejor y lo peor del capitalismo en un mismo lugar. Un universo en miniatura hecho a escala de una ciudad.