La novela distópica surge en un momento clave de la historia y en ellas se expone la representación de un mundo futuro dañado por las acciones del hombre. Pero este género literario no aparece de la nada, sino que gran parte de las características que dispone son compartidas con su antónimo, las utopías. En estas se describe una comunidad que, al contrario de las distopías, es ideal y trabaja por el bienestar y el progreso social y educativo.
El siglo XX fue una etapa marcada por su desarrollo tecnológico y científico, pero también significó el inicio de revoluciones, la erosión y caída de los estados totalitarios, el desarrollo de los dos más grandes conflictos que ha vivido la humanidad y constantes crisis económicas que contribuyeron al crecimiento de desigualdades. Estos eventos fueron objeto de inspiración para escritores de todo el mundo para desarrollar obras críticas basadas en el contexto político y social que, con el tiempo, han marcado un antes y un después en la literatura.
En esos cien años muchos autores fueron de vital importancia gracias a las
aportaciones de sus obras, pero, centrando mis esfuerzos en el género distópico, tres fueron los más representativos tanto por su excelencia como por haber creado narraciones y sociedades “proféticas”. Las consideradas antiutopias fundamentales se publicaron en la primera etapa del siglo pasado, estás son: Brave New World (1931) de Aldous Huxley, 1984 (1949) de George Orwell y, Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury.



Con origen en la política, la palabra distopía surgió en las declaraciones del filósofo, economista y político británico John Stuart Mill (1806-1873). En un discurso ante la Cámara de los Comunes el 1868, Mill criticó las políticas de aquellos que sus acciones eran honradas y bondadosas, pero que realmente representaban lo contrario, generando una distopía.
Derivada del griego “δυσ (dys)” que significa “dificultad” y “τόπος (tópos)” que
significa “lugar”, es definida por la Real Academia Española como una “representación ficticia de características negativas causantes de la alienación humana”. Por otro lado, el diccionario Cambridge Dictionary, expone que estos mundos representan la descripción de un lugar imaginario y futuro que, tras la vivencia de un evento terrible, ha dado como resultado a una sociedad disfuncional, inhumana o gravemente injusta, donde hay mucho sufrimiento.
Ambas definiciones concuerdan y se complementan en relación con el significado del término, subrayando un futuro imaginario en que la comunidad, corrompida y colapsada por causas humanas, se ha hundido hasta un estado de constantes sufrimientos e injusticias. Además, la distopía se proyecta como una probable conjetura del futuro de la humanidad, a partir del eje principal del presente, con la intencionalidad de advertir acerca de un mañana incierto.
Siendo la advertencia uno de los ejes de la distopía, las obras describen un mundo ineficiente y destruido, con la necesidad que las acciones y decisiones de las personas al ejercer su libertad reviertan esa situación. Debido a los desarrollos recientes, la línea divisoria entre ciencia y ficción es cada vez más limitada, contribuyendo que estos futuros sean más relevantes socialmente. Por lo tanto, que el lector perciba estos mundos como posibles, genera implicaciones en el momento presente para evitar una decadencia similar en el futuro.
La narrativa principal describe espacios aparentemente utópicos que, cuando el protagonista abre los ojos ante la verdadera naturaleza distópica del mundo, se desencaja del sistema que lo ha estado manipulando y coaccionando. Desencadenando en el desarrollo de acciones basadas en la “función utópica” que representan la esperanza y el motor de cambio positivo para su mundo.
Las sociedades distópicas se caracterizan por su sometimiento ante una dominancia política concreta, destacando tres tipos:
- Aquellas en que los ciudadanos están sometidos por una élite dueña de la comunidad.
- Las sociedades en que el poder es llevado a cabo por un líder religioso carismático y manipulador.
- Las dominadas por la ciencia y el desarrollo que dispone de un aparente bienestar social, pero es una manipulación.
Por consiguiente, las distopías son la representación de un mundo fatal en que los esfuerzos han sido ineficaces, desencadenando en un futuro negativo. Las obras advierten al lector exponiendo colectivos bajo un poder superior que dispone de una jerarquía con la que controlar y manipular a sus ciudadanos. La función del protagonista que abre los ojos ante ese sistema, siendo entonces enemigo del mismo engranaje en que era partícipe.
Es preciso destacar que, dentro de esta categoría de ficción, los autores fundamentales considerados como pioneros de las novelas distópicas: Aldous Huxley, George Orwell y Ray Bradbury; destacan por exponer sus representaciones de las sociedades basadas en el contexto sociopolítico en que se encontraban, llegando a ser consideradas obras “proféticas” en nuestro presente.
Artículo extraído de la investigación Utopías y distopías: la exposición de nuestro mundo presente realizada por Arnau Morer i Capdevila y tutorizada por Félix Santolaria Sierra. Universitat de Barcelona, 2024.

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