Un mundo feliz.- La ironía utópica

Un mundo feliz (Brave New World), del británico Aldous Huxley, es una obra clave del pensamiento distópico del siglo XX. Inspirado por su entorno familiar —marcado por la ciencia y las humanidades— y sus propias experiencias vitales, Huxley construye una sociedad futura donde la felicidad se fabrica artificialmente, la educación adoctrina y el placer inmediato suprime el pensamiento crítico. A diferencia de otras distopías, aquí no hay violencia visible, sino un control sutil basado en la biotecnología y el consumo. La novela anticipa con agudeza debates actuales sobre tecnología, ética y poder, y se confrontan temas como libertad, verdad y manipulación.

El novelista inglés Aldous Huxley (1894-1963), creció en el seno de una conocida familia prestigiosa que contaba con destacados intelectuales (su abuelo paterno, Thomas Henry Huxley, fue un famoso zoólogo evolucionista, defensor y divulgador de Charles Darwin [el popular “bulldog de Darwin”]; también su padre, Leonard Huxley, fue un reconocido profesor y editor, y el mismo año en que moriría Aldous Huxley (1963), su hermanastro, Andrew Huxley, sería galardonado con el premio Nobel de medicina.

Si en la línea paterna destacaba el ámbito científico, en la materna lo hacía el campo de las humanidades: su madre, Julia Arnold, procedía de una familia de eruditos estudiosos (entre ellos, por mencionar algunos, el historiador Thomas Arnold, que fue famoso director y renovador de la Rugby School, una de las más reputadas escuelas de élite de Inglaterra, y su hijo, el poeta Matthew Arnold). A partir de estas influencias familiares construye sus ideales científicos, agnósticos y religiosos, además de su amor por la literatura. Desde joven, destaca por sus conocimientos y por los problemas de salud que padeció, siendo la ceguera el más notorio.

Tras graduarse en Oxford y ejercer diversos empleos como docente y ensayista crítico, contrajo matrimonio con la belga Marie Nys el 1919, quien disponía de la condición de refugiada debido a la Gran Guerra. Con su mujer y su hijo (1920), viajarán por diversos lugares del mundo, periodo en que Huxley acabará de formar su concepción sobre la religión (como maldición humana), su visión pesimista de la decadencia del progreso social y se iniciará en el misticismo visto como una forma de llegar a la paz mental. Estos planteamientos que va asumiendo progresivamente, los materializa en diversos ensayos y libros que publica durante sus viajes.

En un contexto incierto por la Gran Depresión (1930) y poco después la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la familia se traslada a Estados Unidos, donde se conectarán con otros intelectuales y personajes importantes del siglo XX. En el país, Huxley hace publicaciones destacadas como Un mundo feliz (Brave New World) (1932) o Ciego en Gaza (1936). Allí se vuelve crítico contra los gobiernos y dedica tiempo a analizar aspectos de la dimensión mística del ser humano.

La última etapa de su vida destaca por la muerte de su primera mujer (1954), su segundo matrimonio con Laura Archera (1956) y su descubrimiento de las sustancias psicotrópicas (mescalina, alucinógenos, LSD, etc.). Pocos años después, publica La Isla (1962), siendo su última obra y la contraparte de su anterior utopía, debido a que centra sus esfuerzos en el desarrollo positivo de lo individual y social. Su vida terminó el 22 de noviembre de 1963 a causa del cáncer contra el que había estado luchando desde 1960.

Brave New World surge como crítica a un mundo que ha sido arrasado por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la posterior Gran Depresión (1930), pero lo más característico de la obra es el miedo al crecimiento de un modelo industrial a gran escala. Esto último, Huxley lo expone a través del desarrollo de una sociedad con tantos avances tecnológicos y biológicos que hasta el nacimiento natural humano ha desaparecido, pareciendo una cadena técnica de montaje.

Al contrario que otras obras del género distópico, Huxley expone un mundo sin guerras y con un aparente estado de paz, convirtiéndose en una comunidad utópica donde sus ciudadanos son «felices». Este planteamiento desconcierta al lector porque no se describe como un espacio negativo o apocalíptico, haciéndonos preguntar: ¿Qué es lo negativo de esta sociedad que se plantea?

La respuesta a la pregunta anterior es la naturaleza distópica que no se muestra a los ciudadanos, pudiéndose notar en el control del poder hacia sus ciudadanos a través de una dictadura del «amor y el placer». Sin embargo, no es hasta la aparición de John “El Salvaje” que vemos esta manipulación total, es entonces cuando se inicia una lucha contra el fraude construido por la élite dominante.

En el libro se describen dos sociedades completamente distintas: por un lado, un Londres que, tras la Guerra de los Nueve años y la gran Depresión económica, basaron sus acciones en el desarrollo de una utopía. A cambio del desarrollo de una comunidad ideal, pagaron un alto precio, como la desaparición de la natalidad natural y el concepto de familia, la imposición de la dictadura del placer y el desarrollo de castas que diferencian a los ciudadanos según sus capacidades.

Por otro lado, se detalla el lugar donde residen los apodados como “Salvajes”, esta es una colonia de personas completamente ajenas al «nuevo mundo» y que se caracterizan por tener tradiciones consideradas ridículas y anticuadas.

Bernard Marx, pertenece a la categoría de Alfas, pero con una apariencia e inteligencia de un Delta, esto le hace objeto de burlas por parte de los compañeros de su misma casta, porque creen que la condición tan peculiar del personaje se debe a un accidente con alcohol durante su proceso de desarrollo. Cabe resaltar que se diferencia de los otros porque no consume “soma”, una droga que elimina cualquier sentimiento negativo y, otra razón, es por su constante introspección y actitud reflexiva.

En el Centro de Incubación y Condicionamiento de un Londres futurista, Bernard es amenazado con ser expulsado si no cambia su actitud, después de la reunión, conoce a la enfermera Lenina Crowne. Tras diversos encuentros con ella, ambos viajan a Malpaís, un espacio que pertenece a los “Salvajes” y, donde la naturaleza junto a las tradiciones que definen a los humanos siguen vigentes, un ejemplo es la natalidad natural. Ahí, los protagonistas, además de horrorizarse por su cultura, conocen a John, un joven de 20 años que nunca ha salido de esta comunidad.

Pasado un tiempo, y después de descubrir los orígenes del «salvaje”, viajan de nuevo a Londres para que el muchacho se reúna junto a su padre y conozca la sociedad en que viven, pero todo acaba en el desastre. John no puede aceptar un lugar donde el placer se encuentra por encima del esfuerzo para llegar a una meta, un espacio que se caracteriza por la falta de amor por la vida y ausencia de objetivos, e incluso que no haya registros de los libros de Shakespeare.

Finalmente, después de la muerte de su madre (Linda) y contrario a este Londres artificial, el interventor Mustafá Mond lo expulsa a una isla apartada, donde termina suicidándose.

Descripción y contexto socioeducativo del libro ‘Un mundo feliz’

En este mundo feliz el poder está dividido entre 10 gobernantes que, en conjunto con el destacable desarrollo científico, desarrollan una sociedad que goza de un supuesto equilibrio y felicidad, pero en la que realmente hay un fraude tan bien construido que aleja a los ciudadanos de su verdadera naturalez. Esto se asegura valiéndose de un interventor, en este caso, Mustafá Mond, que tiene la capacidad de administrar y dirigir cada región a su favor, y, también, el poder de supervisar todos los aspectos del individuo tanto personal como colectivamente.

Además de los líderes e interventores, también destaca la concepción que se tiene de Ford, que todo y no ser un personaje, es visto como una de las máximas influencias para todos. Se podría decir que es el equivalente a un Dios porque es creador de la mayoría de elementos que construyen Londres, incluso los años se describen como “después de Ford”.

Por un lado, uno de los entramados de manipulación más notorios en la obra es el uso compulsivo del “soma”, una droga legal que tiene el efecto de eliminar cualquier emoción negativa en el sujeto. Incluso, como se comenta en una de las conversaciones de los personajes principales: “un solo centímetro cúbico cura diez sentimientos melancólicos”, demostrando la necesidad de evadir cualquier tipo de problema que se presente en sus vidas.

Otro modelo de control se encuentra en la búsqueda del placer a través del sexo. En este mundo, el concepto de familia ha desaparecido, por lo que las relaciones monógamas no tienen sentido. Esto puede verse en el ideal de sociedad de que “todo el mundo pertenece a todo el mundo”, es entonces que este espíritu colectivo lleva a una carencia o apego emocional hacía las personas. Esto es trabajado en los procesos de condicionamiento, con clases de sexo elemental.

Como he comentado en el anterior párrafo, el concepto de familia ha desaparecido, el motivo es porque ha sido sustituido por el método Bokanovsky, que es una herramienta de procreación in vitro que permite modificar a sus ciudadanos biológica e intelectualmente. La familia realmente es vista como algo que lleva a vivir en constante peligro, miseria e incluso conduce a la perversión de sus miembros.

Volviendo al proceso de creación y manipulación, este ha contribuido a mejorar el estado de envejecimiento de sus ciudadanos porque «a los sesenta años nuestras fuerzas son exactamente las mismas que a los diecisiete». Gracias a esto, los habitantes de Londres, todo y disponer de una vida más corta, pueden disfrutar de cada momento.

Por otro lado, el Estado se encarga de diseñar y gestionar la educación que se lleva a cabo en el Centro de Incubación y Condicionamiento. Este proceso educativo, junto con la manipulación genética previa, hace que los ciudadanos sean clasificados de mayor a menor capacidad física y mental: Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Epsilones.

Cada una de las castas, es educada para tener una “conciencia de clase elemental”, también cuando están en el período de condicionamiento son vestidos igual segun el grupo que pertenecen, “los Alfas visten de color gris”, “los Delta de caqui” y “los Epsilones de negro, un color horrible y desagradable”. Incluso se llega a desarrollar, según el grupo al que se pertenezca, un odio hacia los otros, este sentimiento se materializa con el pensamiento de no querer ser.

Un ejemplo de esto es un Alfa que no querría formar parte de los Epsilon, en cambio, este mismo Epsilon no querría lo mismo como Alfa, esto es debido al condicionamiento que hace que se alegran de lo que son. Entonces, la elaboración de este proceso se puede concebir como un adoctrinamiento para condicionar su pensamiento y ser insertados de forma más eficaz según el grupo.

Todo y haber diferencias individuales entre la posición social, se relaciona con el concepto de “todo el mundo trabaja para todo el mundo”. Esta afirmación puede conectarse directamente con el escudo en la entrada del centro, “Comunidad, Identidad, Estabilidad”. Ambas ideas se repiten con la anteriormente comentada pertenencia y el trabajo conjunto, desarrollando una sociedad en que no haya la posibilidad de prescindir de nadie.

En uno de los capítulos, se expone una demostración de cómo es el condicionamiento en la lectura. El procedimiento es el siguiente: un grupo de enfermeras lleva a bebés a una sala llena de libros y flores que les llamen la atención, cuando se han acercado lo suficiente para tocar e investigar los objetos, se acciona una palanca para crear ruidos y descargas eléctricas.

De aquí, a raíz del miedo que sufre el infante, se crea una relación entre ambas, es decir, “libros y estruendos, flores y descargas”. Es entonces que después de llevar a cabo un proceso de repetición varias veces a la semana, se podrán condicionar (a los niños) para que en un futuro tengan un odio “hacia las flores y los libros”.

Otro elemento que contribuye al condicionamiento de los más jóvenes es la hipnopedia o “principio de enseñanza durante el sueño”, este es un instrumento que se lleva a cabo varias veces a la semana mientras la persona está durmiendo. Consiste en formular una y otra vez una misma afirmación: “cien repeticiones, tres noches por semana, durante cuatro años”, el motivo de esto es que con la práctica exhaustiva se puede llegar a que “sesenta y dos mil cuatrocientas repeticiones crean una verdad”.

La finalidad de esto es condicionar el aprendizaje y el pensamiento de los niños, por el hecho que no explican por qué, sino que exponen directamente la respuesta. De esta forma se confirma que “no se puede aprender una ciencia a menos que no sepa de qué se trata”, es decir, conocen muchos datos, pero realmente no los entienden. Pero esto no es solamente en la infancia, sino que afecta a todas las etapas vitales de la persona porque la interiorización desde pequeños afecta al pensamiento para toda la vida.

También hay una “educación” para trabajar y normalizar la muerte. En este caso, a partir del año y seis meses, los niños van a los hospitales donde la gente se está muriendo. Ese mismo espacio lo ven como un lugar para jugar y pasar el rato, además, en caso de un fallecimiento, reciben un helado.

Resaltar la manipulación de la historia, la eliminación de la cultura y las artes, la destrucción de libros e incluso la pérdida de la religión. La abolición de lecturas y la cultura hacen que se conciban los libros como algo peligroso, pero realmente ha sido una estratagema de manipulación llevada a cabo por los más altos cargos. Es entonces que para esta sociedad, “la historia es una patraña” por el hecho que crea inestabilidad, por estos motivos, los campos del conocimiento son erradicados.

Al crear placer y no haber complicaciones en la vida de los ciudadanos, se desarrolla una comunidad de individuos conformistas y un sistema que anula cualquier peligro de rebelión. Es un proceso tan controlado que en caso de que alguien tome consciencia de aquello que planifican realmente los poderosos, es aislado y dejado a su suerte en una isla separada de todo.

Para concluir con este punto, quisiera citar aquello que Mustafá Mond expone al final de la novela, “la verdad ha salido perjudicada, pero no la felicidad”, de aquí se puede observar cómo este sistema de manipulación cobra sentido, porque mientras la mentira y una vida placentera siga presente, no habrá ninguna consecuencia


Artículo extraído de la investigación Utopías y distopías: la exposición de nuestro mundo presente realizada por Arnau Morer i Capdevila y tutorizada por Félix Santolaria Sierra. Universitat de Barcelona, 2024.

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