Historia y evolución de los museos online

museos-online

En los casi veinte años de presencia de los museos de arte en Internet las barreras físicas del museo se han desvanecido.
Sin embargo, los museos, que se posicionan como fuentes fiables de información y líderes de opinión en sus ámbitos, han limitado la incorporación de las herramientas de la Web 2.0 a espacios muy restringidos para que las aportaciones de los usuarios no generen ruido en los discursos profesionales o institucionales. Estos espacios suelen ser los blogs de los museos, que frecuentemente no están relacionados directamente con los otros contenidos del sitio web, o los perfiles sociales del museo, que se encuentran en sitios webs externos.

J. Nicolás del Río Castro (2012) en su artículo Cronología crítica: Museos de arte en la Red, distingue cuatro fases en la evolución de los sitios web de los museos de arte online. Realicemos un viaje por la historia y evolución de los museos online.

Primera fase: 1994-­1997

Aparecen las primeras experiencias y repercusiones de los museos online.
Los orígenes de Internet datan de finales de los años sesenta, aunque su uso social no empezó a extenderse hasta mediados de los años noventa, teniendo su consolidación definitiva en 1994 con la fundación del Consorcio World Wide Web (Castells, 2002).

Los primeros museos online estaban relacionados con las instituciones que habían contribuido a la implantación de Internet (universidades e instituciones gubernamentales) de los países precursores de la nueva tecnología, principalmente Estados Unidos y Gran Bretaña.

La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos ofreció en 1992 textos e imágenes de algunas de sus exposiciones a través del protocolo ftp. El Berkeley Art Museum and Pacific Film Archive de la Universidad de California tuvo su museo en Internet en el año 1994 y sigue teniéndolo en la actualidad.

En Europa, el Natural History Museum de Londres fue en 1994 el primer museo online de Inglaterra. En Francia, el Louvre y el Georges Pompidou publicaron sus primeros sitios web a mediados de los años 90. En España, el Thyssen-­Bornemisza y el Museo del Prado fueron los pioneros en la misma época (Nicolás, 2009).

En esa época los museos ya podían ofrecer contenidos a una audiencia global de forma directa y bajo demanda en cualquier momento, a pesar de que las reproducciones digitales de las obras de arte disten de las características de las obras originales. Se produce pues una desmaterialización de las obras de arte, y también de los espacios que las contienen: los museos.

El ancho de banda de las conexiones y la poca penetración de Internet en la época hizo que muchos museos utilizaran los sitios web solo como herramientas de promoción para captar visitantes a los museos físicos. A pesar de la evolución tecnológica, actualmente una gran parte de la presencia online de los museos mantiene la misma función promocional que se originó en los inicios de la presencia de los museos en Internet (Nicolás, 2012).

Segunda fase: 1998-­2001

La gestión de la información creciente y propuesta de experiencias 3D definen la presencia online de los museos.
Los museos empiezan a incorporar más servicios en su presencia online, donde los contenidos ofrecidos toman más importancia. Los sitios web de los museos, además de la información promocional del museo físico, incorporan más imágenes de sus fondos, información contextual y contenidos educativos. Por otra parte, el incremento de la información requiere una mayor dedicación en su gestión y presentación.

En esta fase todavía se tiene la concepción del museo online como una traslación del museo físico, siguiendo lógicas de presentación de la información relacionadas con los espacios reales del museo. La utilización de fotografías de los espacios de exhibición del museo físico eran habituales para acceder a las fichas de las obras, así como representaciones virtuales del museo en los casos con más presupuesto, como el Museo Virtual de Leonardo del Museo Nacional de Ciencias de Italia publicado en 1999, o la visita virtual al Museo Van Gogh publicada en 2001.

Las complicaciones y limitaciones de dichos planteamientos reforzaron la idea de que los espacios online de los museos no debían concebirse como traslaciones del museo físico, sino más bien como una extensión complementaria a la oferta del museo físico. Actualmente muchos museos siguen utilizando los planos de su edificio para explorar las colecciones (Nicolás, 2012).

Tercera fase: 2002-­2005

La diferenciación entre la oferta online y física de los museos se acentúa.
En los primeros años del siglo XXI el museo online se desprende del complejo de querer parecerse a su alter ego físico y empieza a encontrar su propio camino para ofrecer contenidos y servicios que añadan valor a la oferta global del museo.

La cantidad de información incluida en los museos online sigue creciendo, y en consecuencia la necesidad de optimizar su gestión y presentación para los diferentes tipos de usuarios que acceden a los sitios web.

El acceso a las colecciones, recursos de interpretación, contenidos interactivos, audioguías, visitas virtuales… son algunos de los recursos que se van añadiendo a la oferta online de los museos y que les ayuda a forjar su propia personalidad.

Cuarta fase: 2006 en adelante

La participación online de los usuarios marca un carácter distintivo.
El incremento de usuarios de las plataformas y herramientas de la Web 2.0 -­redes sociales, blogs, foros, wikis…- ha cambiado el paradigma comunicativo propiciando la participación de los usuarios, que han pasado de ser meros receptores a creadores de contenidos de forma activa.

Bibliografía
  • Castells, M. (2002). La galaxia Internet. Barcelona: Plaza & Janés.
  • Nicolás, J. (2012). Museos de arte en la Red. Telos (90). Fundación Telefónica.
  • Nicolás, J. (2009). Museos de arte contemporáneo, nuevos modelos educativos en la Red. Tesis doctoral. Universidad de Santiago de Compostela.

No te vayas sin decir algo