Pere Busquets Torra nació en el barrio de la Monumental de la Barcelona de 1949, cuando solo pasaba un coche de motor de vez en cuando por la Avenida Diagonal y los chiquillos jugaban a aplastar monedas en las vías del tren. A menudo se peleaba al salir del colegio y jugaba en la calle. Desde pequeño ya mostró la inquietud y personalidad que le caracterizaron.
Perteneció a esa generación que es de una pasta singular, los hijos de los supervivientes de la Guerra Civil. Sus padres se llamaban Salvador y Rita, y su hermano pequeño, Toni. La generación de Pere la forman hombres y mujeres con otro ritmo y otras aspiraciones que estudiaron menos y trabajaron más, porque decían que dignificaba. Aprendieron rápido del ensayo y del error, y en la década de los veinte años ya tenían hijos y una hipoteca que verían pagar.



Instantáneas de la infancia de Pere Busquets Torra.
También ha sido una generación con un guión de vida, por lo general, más estático: han sido fieles a una o pocas empresas, pasan las vacaciones casi siempre en el mismo lugar y han vivido en una o pocas casas toda la vida. En el caso de Pere, su vida fue muy dinámica y cambiante, pero también con algunos giros no deseados.
Pere conoció a Marga en un guateque del local Hollywood cuando tenían 16 y 15 años respectivamente. Ya no se separarían nunca. Formaron una familia y con sus dos hijos, Pere y Jordi, se fueron a vivir a Alcobendas durante seis maravillosos años. Regresaron a su ciudad natal en la Barcelona olímpica. En 2022, Pere y Marga hubieran cumplido sus bodas de oro.


Pere Busquets Torra de joven, posando y tocando la guitarra.
En la vertiente laboral, con la terminología actual diríamos de él que fue un gran entrepreneur, Owner, Founder, CEO, CCO y nosecuantas siglas más. A la práctica, un emprendedor nato, un empresario sagaz, visionario y precoz que creó su primera empresa a los 18 años. Dejó los estudios de arquitectura para dedicarse al mundo comercial por su pasión por las relaciones personales y los negocios. Llegó a tener varias empresas a la vez. Introdujo los bolsos para hombres en el mercado, las camisetas con marcas publicitarias cuando no existían y tuvo la distribución exclusiva de los productos del Mundial de Fútbol de 1982 que se disputó en España entre otros periplos empresariales.
Destacó por su carisma, liderazgo y tenacidad. No dejaba a nadie indiferente. Vivió 6 meses en un hotel de Madrid, como las grandes estrellas. Viajó incontables veces por toda España y a China por negocios, pero nunca tuvo carnet de coche aunque parezca el colmo de un comercial. No le hacía falta. Con su hijo Pere, en su última empresa, recorrieron incontables rutas y aventuras.



Pere y Marga en su época de novios y en su primer embarazo, después de casarse en la Sagrada Família.
Lamentablemente, pasó los últimos años de su vida luchando contra una demencia, con la compañía y cuidado de su infatigable esposa. Ni el COVID pudo con él, pero finalmente su cuerpo dijo basta -porque él no se hubiera rendido-, y nos dejó el pasado 11 de mayo estando acompañado de su familia.
A mi padre le reprocho no haber trabajado un poco menos y haberse cuidado un poco más, para haber podido compartir más y mejores momentos con él. Yo me reprocho no haber sabido entender muchas cosas antes y haber discutido menos. Decían que eso nos pasaba porque nos parecíamos un poco. Solo un poco y en algunas pocas cosas, porque con él rompieron el molde, como a veces decía con una pícara sonrisa.
En 2005 le entrevisté para una asignatura de la universidad. Me centré en la parte laboral porque fue un trabajador incansable. Pero, en cualquier caso, a través de cómo explica cómo vivió su trabajo, también podemos entender cómo vivió su vida, que daría para el libro que querría haber escrito o para varias películas.
Sin duda, ha dejado un gran legado vital a su familia, amigos y personas que lo conocieron. Fue un marido detallista y un padre afectuoso que proporcionó todo lo necesario a sus hijos. Amaba a su familia hasta el infinito, también a sus nietos Víctor, Sílvia, Ona y Nil. Vivió la vida intensamente en todas sus vertientes, para bien y para mal. Fue un sibarita que sabía apreciar los placeres de la vida, un buen consejero para el que sabía escuchar y una noble persona extremadamente generosa con sus allegados. Cuando miro los ojos azules de mi hija, también me acuerdo de él y del mar que tanto le apasionaba. Su recuerdo y amor perdurará para siempre en el cosmos.
La empresa de un hombre
15 de marzo de 2005

Tengo 55 años, hace 40 que trabajo. Nací y vivo en Barcelona. Por trabajo estuve viviendo 6 años en Alcobendas, Madrid. Estoy Casado y tengo 2 hijos, de 31 y de 24. En 1994 fundé el Grupo B-3, una empresa familiar que se dedica a la comercialización de bolsos, marroquinería, artículos de viaje y calzado, para los comercios de Cataluña. Empecé trabajando con pequeños talleres. Actualmente, trabajamos con 7 fábricas líderes en el sector. Mi hijo mayor es ahora el Director Comercial y yo coordino todo el trabajo.
¿A qué edad empezó a trabajar?
A los 14 años de edad empecé como meritorio en la sede de Barcelona de la multinacional química CIBA. Dos años más tarde, a los 16, me ascendieron 7 puestos de golpe y me nombraron Jefe de facturación de la sección de colorantes.
Eso sí es hacer méritos. ¿Cómo siguió su evolución dentro de la empresa?
El Director general de la empresa me pidió que reorientara mis estudios hacia la empresa, quería enviarme a Suiza, a la central de la compañía, para formarme. Yo no supe entenderle, sentí que me compraban y dejé la empresa a los 15 días.
¿Qué es lo que estudiaba entonces?
Por deseo de mi padre, hice el ingreso para la ingeniería de arquitectura técnica.
¿Era también lo que usted quería?
No. Por aquel entonces hacía prácticas en el estudio de un arquitecto cobrando 20 pesetas a la hora. El aparejador me encargó la tarea de conseguir las licencias para las obras y yo, regalando cajas de puros, las conseguía en una semana cuando normalmente tardaban unos dos meses. Acabé ganando 1.000 pesetas por cada licencia y empezó mi interés por el trabajo comercial.
¿Cuáles fueron sus inicios en el mundo comercial?
El aparejador, al ver mi interés, me presentó a un distribuidor de productos para papelería. Empecé como representante, aprendí el oficio de compra-venta, pero por falta de seriedad por su parte, lo dejé. Me puse a buscar por la calle y encontré un mayorista del mismo sector. El mismo día de hablar con él, nos hicimos socios comerciales.
¿Y cómo le fue?
A los 18 años de edad fundé mi primera empresa de distribución de productos de artes gráficas en la calle Santa Ana. Al año de tenerla, le vendía los productos al mayorista con el que había trabajado anteriormente.
¿Cuándo se introdujo en el sector de la marroquinería?
Por los alrededores de la calle Santa Ana, al ser muy céntrica, había muchas pequeñas empresas de todo tipo. Conocí al propietario de una que vendía cinturones y, a la vez que tenía mi empresa, era el Jefe de ventas de la suya, Creaciones FIN. La empresa de cinturones se fue ampliando: cambiamos de oficinas y contratamos más personal y empezamos a fabricar bolsos. Introduje en el mercado el bolo para hombre, la gente al principio lo llamaba “mariconera”, pero acabó siendo toda una revolución en la época. Me propusieron ser socio de la empresa, pero elegí ser Director General. Llegamos a tener una fábrica con 60 personas trabajando.
¿Y la distribución de productos de papelería?
Decidí dedicarme por completo al sector de la marroquinería, y como Creaciones FIN se centró en la fabricación de bolsos, paralelamente yo creé una empresa de cinturones. Finalmente, decidí dejar de trabajar en Creaciones FIN y fundé B-1, embrión del actual Grupo B-3. Con sede en Paseo Maragall, me dedicaba a la distribución de bolsos, cinturones, chaquetas, artículos de viaje.
Por lo que me comenta, se ampliaba constantemente…
Con el nacimiento de mi primer hijo, cuando tenía 24 años, creé B-2. Tenía 4 negocios a la vez. Uno de marroquinería, otro de cestas de Navidad, otro de linternas y, finalmente, otro que era una novedad en el sector textil: fabricar y estampar camisetas con publicidad. También me dedicaba a los productos de reclamo para empresas. Conseguí la distribución exclusiva para los productos del Mundial de fútbol que se celebró en España en el 82.
Los negocios le iban muy bien…
Amplié mi empresa con la entrada de varios socios. Finalmente, uno de ellos me la jugó. Fuimos a juicio pero compraron al jurado. Me arruiné. Perdí las fábricas y mi casa.
¿Cómo siguió adelante?
Mediante un anuncio en el diario empecé a trabajar para una empresa de dueños judíos, Manufacturas Arfor. Empecé como representante en Cataluña. Monté una red de ventas, puse a trabajar a mi hermano y a mi cuñado. En poco tiempo me propusieron ser el Director Comercial de toda España. Vendí mi casa, que ya había recuperado, y me fui a vivir a Alcobendas, Madrid.
Volvió a resurgir.
Sí, pero a los 6 años de estar en Madrid, la empresa perdió unos contratos importantes que tenía con el ejército, y debido a una mala gestión en temas de importación acabó hundiéndose.
¿Y usted qué hizo?
Volví a Barcelona. Tras varias proposiciones fallidas de la familia judía para seguir como Director Comercial en otras empresas, decidí volver a emprender una propia… hasta hoy.
¿Qué ventajas tiene trabajar para uno mismo?
Tienes más libertad. Nadie te manda.
¿Y qué inconvenientes?
A diferencia de trabajar para otros, no tienes un sueldo fijo, ni vacaciones pagadas, ni tanta estabilidad, pero si yo volviese a nacer, trabajaría para mí mismo.
¿Qué cree que cuenta más a la hora de trabajar, el conocimiento o la experiencia?
Conocimiento y experiencia van unidos.
¿Trabaja para vivir o vive para trabajar?
Yo siempre he trabajado y he vivido muy bien, excepto en ciertas etapas, pero a mi familia nunca le ha faltado de nada.
¿Qué le ha dado el trabajo?
Establecer una familia lo más dignamente posible.
¿Qué le ha quitado el trabajo?
Muchas cosas.
¿Por ejemplo?
No sé… ir a jugar al tute o al ajedrez con los amigos, ir al gimnasio continuadamente…
¿Las personas crean empresas o las empresas moldean a las personas?
Las personas crean empresas. Los hombres se forjan a sí mismos, pero si tienen el apoyo de los suyos, mejor.
¿Qué le gustaría hacer cuando se jubile?
Trabajar, pero tomándomelo con más calma.
Una vida molt interesant. Bona entrevista Jordi.
Moltes gràcies pel teu comentari, Karina. Una abraçada!
Un ejemplo de persona, compromiso, dedicación y un referente para quienes nos dedicamos a este mundo tan apasionante como el de las ventas. La «vieja» escuela debería de estar en el ADN de todo comercial que se precie, y el equilibrio entre conciliación y emprendiniento constante no siempre es fácil. Magnífico y emotivo artículo, Jordi. Descanse en paz, Pere, siempre en mi memoria.
Muchas gracias por tu palabras, Iván. Un fuerte abrazo, amigo.