En la entrada de hoy me gustaría hablaros de un concepto muy distinto dentro del mundo del cine que al menos yo desconocía por completo, motivo por el cual me cogió completamente desprevenida cuando vi “Forgotten Silver” (1995), un documental (¿o no?) ejemplo de este concepto y dirigido por Costa Botes y Peter Jackson, siendo este último el famoso director nueva zelandés de filmes tan reconocidos como “Heavenly Creatures” (1992), “The Frighteners” (1996), “El Señor de los Anillos” (2001 – 2003) o “King Kong” (2005).
Un director que ha ido evolucionando desde películas de Serie B, como podría ser “Meet the Feebles”, a importantes largometrajes como los ya citados, pero que siempre se ha movido dentro de la temática de la comedia y el terror, experimentando con todo aquello que podía e, incluso, ayudándose de sus amigos como personajes de sus producciones para ello. Una persona, pues, que a pesar de moverse casi siempre por los mismos ámbitos de la cinematografía, nunca se ha detenido y siempre ha intentado buscar nuevas maneras de hacer llegar su mensaje, su realización de producciones cinematográficas entendidas más como algo artístico que no propiamente argumental.
¿Qué es el Mockumentary?
El concepto que os comentaba que podemos encontrar en esta producción de Peter Jackson recibe el nombre de Mockumentary. Y es que, dentro de este contexto de experimentación y creación como medio artístico en sí mismo, tal y como es entendido por Peter Jackson, es donde encontramos “Forgotten Silver”, el largometraje objeto de esta entrada que pretende despertar vuestro gusanillo por verla si no lo habéis hecho aún.
Es decir, que “Forgotten Silver” se englobaría dentro de aquellas realizaciones cinematográficas, normalmente dirigidas a pequeñas televisiones (en este caso se trataría de una televisión nueva zelandesa), que giran alrededor de la búsqueda de un discurso sobre la cultura contemporánea, a la par que se revitalizan los géneros de la ciencia ficción (ámbito por el cual Peter Jackson ha tenido siempre un gran interés), el horror o el drama político, entre muchos otros.
La definición que encontré en la página web del Departamento de Screen and Media Studies de la Universidad de Waikato (Nueva Zelanda) y que también podéis encontrar clickando aquí nos lo explica más detalladamente:
«Mockumentaries are media texts (radio programmes, short films, feature films, television programmes, and any number of online material) which ‘look’ and/or ‘sound’ like documentaries or reality-based media (the term ‘reality-based media’ refers to the range of ways in which reality is appears within contemporary media, including news and current affairs programming, ‘hybrid’ forms such as nature documentary, dramadocumentary, and the proliferation of television formats such as reality TV, docusoaps, reality gameshows, makeover programmes, situation documentaries, reality sitcoms and so on). Mockumentaries, then, are fictional texts which appropriate the aesthetics of the documentary genre or other reality-based media».
De esta manera, nos encontramos ante realizaciones que, a la par que utilizan los códigos convencionales del documental (intervención de un narrador en tercera persona, aparición de un material de archivo aparentemente real, entrevistas a expertos, etc.), crean en nosotros una expectación y reacción, mediante los efectos especiales de otros géneros, propias de la ficción. Es por ello que, si bien es cierto que existen ciertos aspectos que no acabamos de entender y que incluso encontramos inverosímiles mientras miramos la película, acabamos entrando en el juego de su creador, llegando inclusive al punto en el cual tendemos a creer que todo lo narrado es real. Es precisamente por este motivo que, con “Forgotten Silver”, Peter Jackson y Costa Botes tuvieron algunos problemas con su público, llegando incluso a tener que responder algunas cuestiones a los medios de comunicación.
Sólo Orson Welles, después de su actuación en el 1938 con “War of the Worlds”, una dramática producción para la radio estadounidense construida en formato de boletín de noticias, se había encontrado antes en una situación similar a la de los directores de “Forgotten Silver”.
Artículos en el The Listener de Nueva Zelanda, en el año 1995, como “Heavenly Features” o “Gone, not forgotten”, nos muestran la expectación que supuso esta producción en su momento.


Pero, antes de proseguir con ello…
¿Qué nos cuenta «Forgotten Silver»?
La vida, con sus continuos retos y consecuentes problemas para obtenerlos, de Colin McKenzie, nueva zelandés de finales del s.XIX descubridor, entre otros grandes artilugios, de esa herramienta que, antes que los hermanos Lumière descubrieran el cinematógrafo y cineastas como Griffith realizaran sus grandes películas, le permitiría llevar a cabo su gran sueño, producir un gran largometraje, “Salomon”.
Alguien… de hecho, un gran personaje para la historia de Nueva Zelanda y el mundo del cine que pasaría en el anonimato hasta que, por casualidad, se descubriese el conjunto de cintas de su colección entre los trastos viejos de un cobertizo, una prueba importantísima a partir de la cual se realizaría el documental “Forgotten Silver”.
Dicho esto… ¿qué sería el mockumentary y, concretamente, la producción “Forgotten Silver” de Peter Jackson? ¿Una burla al género documental como tal?
Personalmente, en mi opinión, no sería más que una simple rama del cine, entendido como un nuevo arte y que, del mismo modo que otras disciplinas artísticas han llevado a cabo, también intenta innovar y producir otros resultados diferentes a los ya obtenidos, de dar la vuelta a las cosas por tal de hacer que nos cuestionemos el papel del arte en nuestro mundo global o de los efectos del capitalismo y la globalización en el mismo.
¿Por qué un nueva zelandés no podía haber sido el creador de todo lo que se nos muestra en el filme? Si hubiese habido algún nueva zelandés capaz de conseguir todos estos retos que se nos exponen, ¿se le habría reconocido mundialmente? ¿O, simplemente por el hecho de no ser de un país más reconocido globalmente, como por ejemplo los Estados Unidos, se le hubiese obviado?
Estas son sólo algunas de las preguntas que se nos despiertan cuando vemos “Forgotten Silver”.
La exaltación de la figura del artista
Por otro lado, en esta producción se nos muestra otro aspecto también remarcable dentro del mundo del arte, el papel del artista en sí mismo y la creación de tópicos a su alrededor. Y es que en esta producción también podemos observar todo aquello que acostumbramos a relacionar y posicionar entorno a la figura del artista, elementos estereotipados tales como su constante vida llena de problemas a la hora de producir, su inquietud por conocer y conseguir retos, sus orígenes humildes, su constante fracaso al no formar parte del círculo artístico habitual del momento, el hecho de que siempre fuese en contra de la sociedad que lo acoge pero que a su vez no entiende su manera de trabajar e ir en contra de las convenciones preestablecidas o esta heroización que, incluso, comporta que acabe registrando su propia muerte.
El artista, una persona que produce pero que, sobre todo, forma parte de la sociedad, aportando su pequeño grano de arena en este contexto al cual pertenece. Así, pues, al fin y al cabo, una manera de dar a entender también la importancia del artista dentro del mundo del arte pero también de la sociedad en su totalidad, convirtiéndolo en una pieza clave de ella y de su progreso y, por tanto, exaltando y dignificando su trabajo, muchas veces desvalorizado o no comprendido. En definitiva, algo que ya desde el Renacimiento se ha estado persiguiendo.
En este sentido, “Forgotten Silver” no deja de ser la aplicación de una teoría que Joseph Campbell ya anunciaba en “El héroe de las mil caras” (1949) (podéis encontrar su edición completa clickando aquí), un recurso narrativo muy constante en el mundo del cine y la literatura, basado en la creación de un personaje que se convierte en héroe a partir, precisamente, de ese conjunto de tópicos que se cumplen en él y en su esencia de ser, con la diferencia de que, en esta ocasión, lo encontramos en forma de un género cinematográfico distinto y sorprendente en relación a los habituales, en el mockumentary.
Ya para concluir, sólo decir que “Forgotten Silver”, gracias al trabajo de sus directores, nos muestra cómo la innovación puede estar presente en cualquier ámbito, que el cine también puede ser considerado un arte en el que crear resultados diferentes y sorprendentes por el simple hecho de entender la creación como un arte en sí misma, que las cosas pueden ser no tan obvias como acostumbran a serlo y que algo tan sencillo como pasar un buen rato delante de la pantalla puede comportar también una simbología mucho más grande detrás de ello.
De esta manera, “Forgotten Silver” se convierte en una producción que no deja indiferente y que permite disfrutar y, a su vez, darnos cuenta de aspectos que muchas veces nos pasan desapercibidos en películas o producciones en las cuales también se aplican los mismos recursos pero donde, sin embargo, por el simple hecho de seguir las convenciones predeterminadas al tratarse de géneros más estandarizados, no los percibimos.
Así, pues… ¡os animo a ver esta película y a opinar por vosotros mismos! ¡Ya me contaréis qué opiniones extraéis de ella! ;-)
Para continuar aprendiendo…
¿Otros mockumentaries?
Peter Jackson no sería más que un nuevo nombre dentro de este género ya que, detrás de él, encontramos muchos otros personajes que ya habían experimentado con este género con anterioridad, entre los cuales se hallan nombres tan reconocidos como Woody Allen con “Zelig”, Peter Greenaway con “The Falls” o The Beatles
con “The Rutles”. Además, podéis encontrar muchos más ejemplos de mockumentary si clickáis aquí.
Una magnífica explicación. Felicidades.