El fabricante de bicicletas

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El taller de bicicletas Collalti, fundado en 1899, ha sido testigo de gran parte de la historia contemporánea de Italia. Dos guerras mundiales, el fascismo italiano y la dura época de posguerra que retrató Vittorio De Sica en la película “Ladri di biciclette” son algunos de sus capítulos. Danilo Collalti, que continúa con pasión la tradición familiar, reflexiona sobre cómo ha cambiado la sociedad italiana desde la época de la película de De Sica tomando como unidad de medida la bicicleta y todo lo que significa.

El barón alemán Karl Drais inventó la primera bicicleta en 1817. Parecía que Leonardo da Vinci ya la había imaginado en el siglo XV, pero luego se descubrió que todo había sido una broma histórica. Ya en la Roma de 1899, un visionario joven de 14 años llamado Rinaldo Collalti fundó un negocio de fabricación, reparación y alquiler de bicicletas. Sin saberlo, su taller artesanal viviría en primera persona los grandes acontecimientos históricos que estaban por venir.

Con los años, Rinaldo tuvo seis hijos que también ayudaron a prosperar el taller. El avance de la técnica permitió construir bicicletas más ligeras, minimizar las soldaduras y mejorar cada pieza. Pero todo se truncó con la Segunda Guerra Mundial. Rinaldo y su hijo mayor, Luigi, fueron deportados por motivos políticos al campo de concentración de Mauthausen. Por fortuna pudieron volver a Roma, pero pocos días después Luigi murió y Rinaldo tuvo que empezar de cero.

Después de la victoria de los aliados y de la caída del III Reich, junto a la Italia Fascista y el Imperio del Japón, se inició una época de posguerra que trajo hambre y pobreza. El 29 de abril de 1945 la resistencia italiana expulsó a los nazis y fusiló a Mussolini, pero el daño ya era irreparable: un millón de italianos muertos y una sociedad destruida.

El taller de Collalti ya contaba con casi medio siglo de historia cuando en 1948 Vittorio De Sica retrató la deprimida sociedad italiana de posguerra en su película Ladri di biciclette, descripción sincera y cruda de una época de penurias y pocas esperanzas. El film está basado en la novela homónima de Luigi Bartolini, escrita en 1945, con guión adaptado para la gran pantalla de Cesare Zavattini. Siendo uno de los máximos exponentes del neorrealismo italiano, la película se sitúa en el mismo año en el que está filmada, la puesta en escena desaparece -ningún plano se grabó en estudio- y los actores no son profesionales.

“Il mio scopo è rintracciare il drammatico nelle situazioni quotidiane, il meraviglioso della piccola cronaca, anzi, della piccolissima cronaca”.- Vittorio De Sica.

La trama de la película se inicia con el robo de una bicicleta. Un incidente que hoy en día puede parecer falto de trascendencia, pero que en el contexto social de la historia desencadena un auténtico drama. En aquella época la bicicleta estaba muy presente en las urbes italianas debido al costo y la escasez de otros medios de transporte. Para el protagonista, la bicicleta representa un medio para imaginar una vida mejor para él y su familia.

En los años venideros el capitalismo mostraría su mejor cara. En el llamado Milagro económico italiano, el país marginal, agrícola y pobre se convirtió en una de las mayores potencias industriales del mundo en un desarrollo social y económico de apenas diez años. La bicicleta también evolucionó y cambió su valor.

Para muchas personas, la bicicleta no es solamente un manera de moverse, también puede ser un medio de supervivencia o incluso un símbolo de libertad. Rinaldo falleció en 1974 a la edad de 90 años y el negocio pasó a las manos de su hijo Nino. Hoy en día, Danilo Collalti, el nieto de Rinaldo, continúa con pasión la tradición familiar junto a su hijo y mantiene la construcción artesanal de las bicicletas. La historia no puede explicarse a través de una bicicleta, pero cada persona, familia o negocio es un reflejo del momento que le ha tocado vivir que cambia inexorablemente con el tiempo.

2 comentarios sobre “El fabricante de bicicletas

  1. Un recorrido en bicicleta a través de un siglo que ha mostrado tanto lo peor como lo mejor del ser humano.

    Una visión del antes, donde la bicicleta era una necesidad, y del ahora, donde el capitalismo une necesidad, diseño, opciones y precios.

    Me ha parecido un post elegante, constructivo y nostálgico. Historia en estado puro.

    Un abrazo

    1. Muchas gracias por tu comentario, Iván. La bicicleta y la historia siguen sus propios viajes. Esperemos que en esta nueva era que todavía estamos empezando veamos la mejor versión de nosotros mismos. ¡Abrazo!

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