Entonces, tu color de piel viene del conguito

«Entonces, tu color de piel viene del conguito» me dijo tan campante aquella mujer a la que yo no conocía de nada en el autobús. Claro, mis explicaciones no estaban a la altura de su “curiosidad”. No podía ser que una mujer negra le dijera que ella era tan autóctona como ella. Cómo se me ocurría no satisfacerla siendo de algún país “exótico” del que pudiera preguntar si comíamos cada día.

Quería saber de qué país era, o qué nacionalidad tenían mis padres. Porque sí, también me preguntó por mis padres. Aunque su pregunta original era, ¿de dónde eres? ¿De dónde soy? Española. Pero no sólo española, también me siento en casa en Guinea Ecuatorial.

Reconozco que me encanta ver las caras de las personas, especialmente las desconocidas que tienen la osadía y el descaro de preguntarme por mi nacionalidad, cuando les digo que soy española y no añado matices. Para mí sí los hay, pero a ti qué te importan, pienso yo. Porque, ¿en realidad les importa? No tengo claro que les importe.

Puedo prometer que oigo los engranajes de sus cabezas entrando en shock, moviéndose descompasados, intentando ajustar una información que les parece marciana y tan difícil de creer como que poseo la fórmula de la invisibilidad. Una fórmula de la que no me puedo librar, porque la sociedad no ve más allá de mi piel, no me ve a mí.

En mi vida hay lujos que estoy aprendiendo a reivindicar alto y claro. En mi vida hay lujos de los que no sé si lograré disfrutar. En mi vida hay lujos que estoy integrando como profundamente míos:

UNO, la normalidad, ser simplemente María, aquí o allí soy una supuesta rara avis que tiene que dar muchas explicaciones. Demasiadas explicaciones después de 38 años. Siempre las mismas explicaciones. Hay más en mí, doy fe.

DOS, poder decidir libremente mi nacionalidad, sin dudas en la mente de la persona interlocutora. Y sin que esa persona pretenda saber más de mí que yo. Sin que me niegue a mí y a mis sentimientos.

TRES, que tengan valor mis sentimientos y mi zona de confort. Mi color de piel autoriza a hacer preguntas, a tocarme sin permiso, a invadir mi espacio de intimidad, a pasar por alto mi incomodidad, a la mala educación. Tu desinformación, tu curiosidad, tu discurso único y tus mitos son más importantes que mi deseo de intimidad, que mi control sobre mi cuerpo, que mi frustración porque es la enésima vez que me pasa, que mi sentimiento de culpa por dejar que siga pasando, que la pérdida de mi capacidad de enfadarme porque ya lo he asumido, cuando no es normal. No formo parte de ningún zoo humano con toca-toca. No soy una freak en un circo.

Y no, no es normal, como no sería normal tocarle la teta a una desconocida y preguntarle qué copa gasta. Y lo peor, que quien no ha estado en mis zapatos estos 38 años con todos sus días, noches, horas y minutos, pueda decirme de nuevo por enésima vez en mi vida, que soy susceptible, que exagero, que no hay racismo. Porque estas personas lo saben mejor que yo porque su incomodidad tapa la realidad, la hace invisible y con ella a mí, a mis sentimientos y a mis experiencias.

CUATRO, no tener que demostrar, y dejar de mostrar sólo una parte de mí que no me muestra en mi complejidad, que oculta mi mundo caleidoscópico. Con sus cosas buenas y sus cosas malas.

Siento el peso de toda mi raza en mis hombros, y yo sólo soy yo: María. Qué afortunadas las personas privilegiadas que disfrutan de esos lujos, que aunque intangibles y cotidianos, son muy cotizados. Y no están al alcance de todo el mundo.


Racializadas Barcelona es una iniciativa que quiere visibilizar las opresiones que invisibilizan a las personas autóctonas racializadas que no son reconocidas como autóctonas válidas -aunque lo sean- por su raza, procedencia y/o situación legal.

El colectivo al que se hace referencia lo forman personas adoptadas transraciales, migradas en la juventud, mestizas de raza y/o procedencia, racializadas nacidas o no en el país, o simplemente que llegaron como acompañantes de sus padres, entre otras situaciones.

Las personas racializadas queremos ser reales. Queremos decidir y que se respeten nuestros sentimientos hacia el lugar de donde vivimos. Queremos una nueva mirada hacia nosotros, una mirada que nos incluya y nos acoja como iguales.

Para hacer visibles nuestras peticiones, hemos iniciado una propuesta en el proceso participativo del Programa de Actuación Municipal de Barcelona! para que se realice una campaña de sensibilización que puedes apoyar con tu voto.

7 comentarios sobre “Entonces, tu color de piel viene del conguito

  1. Me parece una muy buena manera de darnos visibilidad. De que se nos tenga en cuenta, porque somos y formamos parte de esta sociedad.

  2. Cuando era pequeña en el Colegio un grupo de chicos muy simpáticos me llamaban «la sombra»…. Así intentaban eliminar mi existencia convirtiéndose en tan solo eso… Pues conmigo se toparon porque me enfadé, busqué apoyos, me peleé, me separé de aquellos que pensaban que solo era cosa de niños… Al final conseguí que me llamaran «la escarola» por mi pelo rizado después de que el director los profesores y muchos alumnos me apoyaran. El problema también estaba en casa de estos niños donde sus padres eran incapaces de explicarles como tratar a una persona… Una persona es una persona sin tener el antecedente de su procedencia… Con suerte a los siete años aprendí que el problema no estaba en mi … Salud amig@ si has llegado hasta aqui ; )

    1. Es una pena que todavia hayan personas con estas mentalidades, por eso es bueno estàs i iniciativas, para ver si poco a poco la gente se ca culturizando

  3. Me parece una idea genial! Yo soy blanca y madre de hijxs de padre negro. Últimamente, supongo que porque no son tan bebés y ya no los llevo colgados de la teta, me estoy encontrando con situaciones absurdas que aún me cuesta creer. Muchas veces me han preguntado de dónde son, en qué país les había adoptado, pero hace poco y en varias citas médicas, donde se supone que el personal tiene estudios, han dado por hecho que soy una educadora social que trabaja en un centro de menores donde, claro está viven los niños no blancos ni parecidos a mi a quienes acompaño. Así que es muy necesaria la visibilidad para abrir mentes y dejar de estereotipar. Gracias

  4. No quisiera que se malinterprete mi opinión. No estoy a favor de ningún tipo de discriminación. Sin embargo, he de decir que el ser humano, como animal que es, necesita colgar etiquetas para entender. A veces es una cuestión de ignorancia, otras de instinto. Soy migrante, mis ancestros también lo han sido. Soy escritor y aunque no quiera, el tema de la inmigración acaba aflorando en mis novelas. Recuerdo que cuando me instalé en un pequeño pueblo del Baix Ebre con mi familia, a mis hijas les preguntaban: Tu de qui ets? No preguntaban Tu qui ets? —¿Quién eres?— sino a qué familia conocida del pueblo pertenecían. Y no tienen un color diferente de piel, solo que no pertenecían a la manada, a la gente que tradicionalmente ha convivido junta. Básicamente el ser humano es un animal gregario que se siente seguro cuando conoce a quienes le rodean. Y a los que no, los señalan con el dedo o intentan averiguar de dónde provienen esos intrusos que han venido a fastidiar la comodidad de una comunidad ya establecida. Quiero decir que no siempre hay mala voluntad. También pienso que todos somos distintos: más altos, más bajos, más gordos o flacos. con gafas o sin ellas, más atractivos o menos… Y el tener que demostrar algo corresponde más a un proceso interior que a uno exterior. Me parece buena idea luchar contra la discriminación y hacer visibles las opresiones productos de ella. Creo también que se debe concientizar, formar y educar a quienes se ven diferentes para mejorar su autoestima. Es intolerable la violencia por motivo de género, color de piel o estatus social. NUNCA SE DEBE PERMITIR. Es imposible conocer las intenciones de una pregunta o un comentario, pero puede no importarnos porque sabemos quiénes somos y lo que valemos.

    1. ¿Eres hombre blanco, sí, Ricardo? Está normalizado que tengas tu opinión, siempre desde el respecto, claro. Te doy mi opinión, como hombre blanco, yo. Cuando una persona racializada hable de sus dolores no te compares, por favor. Déjala. Y empatize. O por lo menos, lo intente. No hace falta que hables de ti. Solo ella sabe lo cuanto es importante expresar su opinión, sin necesidad de que ninguno hombre blanco se compare, o valide lo que ella está intentando expresar. Puede que no sea tu objetivo. Pero el racismo opera principalmente sin que sepamos, con el único interés de mantener nuestros privilegios. Un abrazo. @1flaviocarvalho. (puede que seamos todos seres humanos pero no es de esto que estamos hablando; es de algo muy peor y de lo que todos ya estamos cansadas. Muy cansadas).

No te vayas sin decir algo