Los bóers africanos de la Patagonia

Uno de los procesos migratorios y culturales más interesantes de Argentina sucedió en la Patagonia, más precisamente en la provincia de Chubut: la llegada de los bóers provenientes de Sudáfrica. Después de más de 100 años, la comunidad sigue existiendo, así como también su legado.

La política oficial de la Argentina desde 1860 fomentaba la radicación de inmigrantes europeos. Esta política se incrementó especialmente después de 1880, una vez finalizada la campaña militar de Julio A. Roca. Fue en aquel entonces cuando se dictaron las leyes 1532 de Territorios Nacionales y la Ley del Hogar de 1884 para fomentar la radicación de migrantes europeos. El Gobierno Nacional concedía pequeños lotes de tierras para la explotación agrícola, además de asegurarles la libertad de culto y asociación.

En el marco del fomento a la inmigración europea, el ministro de Agricultura Wenceslao Escalante se interesa en la colonización de la Patagonia, contando con el antecedente de la instalación de las colonias galesas en el valle del territorio del Chubut. Dado el relativo éxito de las colonias galesas, se buscaba grupos con fuertes lazos comunitarios considerando que dichos lazos compensarían la falta de infraestructura económica.

Valle del Chubut, en la Patagonia argentina, fotografiado por Juan Pablo Mascanfroni.

Argentina, como los demás países del «Nuevo Mundo», es un país de inmigrantes. Millones de personas llegaron al país a lo largo de la historia de la joven nación, especialmente luego de las devastadoras guerras en Europa y en otras partes del mundo. Si bien la gran mayoría de los inmigrantes que llegaron fueron españoles e italianos, también lo hicieron otros de diversas nacionalidades. Uno de los procesos migratorios y culturales más interesantes de Argentina sucedió en la Patagonia, más precisamente en la provincia de Chubut: la llegada de los bóers provenientes de Sudáfrica.

La llegada de los bóers tuvo lugar entre 1902 y 1907, cuando alrededor de 650 familias llegaron a Chubut, provenientes de Sudáfrica. La razón de la llegada a estas tierras lejanas se debió al conflicto con los colonizadores británicos en 1902, en el cual los bóers fueron derrotados. El resultado de la guerra Anglo-Bóer, la cual se extendió entre 1899 y 1902, fue la anexión a la corona británica las repúblicas independientes de Orange y Tansvaal.

El origen de la palabra «bóer» proviene del holandés y significa «campesino». El término se utilizaba para llamar a los descendientes de los holandeses que colonizaron el sur del continente africano. La lengua que hablaban se conocía como el «afrikáans».

Una familia bóer africana, descendientes de holandeses, fotografiada en 1886.

La gran mayoría de ellos se asentaron en lugares remotos y se dedicaban a la agricultura y la ganadería. Muchos de los bóers decidieron emigrar a diferentes partes del mundo, ya que no estaban dispuestos a vivir bajo el control de un gobierno británico. La Patagonia fue uno de esos lugares.

Según las crónicas históricas, el primer contingente arribó a Comodoro Rivadavia, en aquel entonces, apenas un caserío que sólo cobijaba una treintena de habitantes. Comodoro Rivadavia era un páramo, un lugar remoto y alejado de las grandes ciudades.

A finales de 1901, el consulado argentino en Ciudad del Cabo promocionaba la migración de estos grupos, así como también ofrecía la posibilidad para el desarrollo de la ganadería ovina en la provincia de Chubut. El ministro de agricultura de aquel entonces, Wenceslao Escalante estimaba que la meseta patagónica tenía muchas similitudes geográficas con la zona que ocupan los bóers en Sudáfrica, con lo cual se adaptarían más fácilmente en esta zona de Argentina. El gobierno argentino les ofreció una superficie de 150.000 hectáreas, las cuales estaban subdivididas en lotes.

El proceso migratorio de la colectividad de los bóers en Chubut se caracteriza por ser una migración planificada de grupos familiares que llegaron en tres oleadas. El primer grupo arribó en 1902 y estuvo formado por unas pocas familias. Los otros dos contingentes llegaron en 1903 y 1904, respectivamente.

Desembarco de colonos bóers en Argentina.

El primer asentamiento de los bóers tuvo lugar en Colonia Escalante, donde se dedicaron a la cría de ganado lanar u ovino, así como también construyeron caminos y se adentraron en los campos de la zona. Desde sus inicios, Colonia Escalante se caracterizó por ser un núcleo de población diferenciado, que intentó mantener sus características: idioma, religión y costumbres. En este sentido las pautas matrimoniales de grupo fueron marcadamente endogámicas, lo cual se evidencia en los lazos de parentesco que muchas familias aún conservan en la actualidad.

Los bóers consideraban que la educación de los niños era fundamental, con lo cual fue una preocupación desde los inicios de la colonia. Conformaron escuelas rurales que funcionaban en las mismas estancias. Además de los contenidos educativos, se desarrollaban distintas prácticas religiosas también. Muchos de los primeros colonos oficiaron como maestros al principio, una vez que contaban con un pastor estable era éste quien los educaba.

Fue en 1903 cuando transportaron por primera vez en carreta sus productos al pueblo para comercializarlos. Los bóers también fueron los que impulsaron las primeras perforaciones para extracción de agua para Comodoro Rivadavia y sus alrededores.

Gracias a esas primeras solicitudes al Gobierno Nacional para traer las máquinas perforadoras se descubrió petróleo. Aún hoy el agua captada por YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) en 1912, abastece a la población de Comodoro Rivadavia y sus alrededores. Desde ese momento, y en honor a su primer poblador, se lo llama «Manantiales Behr».

Colonos bóers en el territorio del Chubut.

Los bóers eran muy religiosos y fervientes creyentes. De alguna manera, llegar a la Patagonia, era llegar a «la tierra prometida». Aquellos primeros colonos que llegaron a Chubut eran calvinistas, pero se diferenciaban en dos grupos: los Reformados Holandeses y los simplemente Reformados, ambos de origen holandés, pero con variantes pequeñas.

En el año 1912 se instituyó la Iglesia Reformada en Comodoro Rivadavia, y allí se planteó la posibilidad de contar con un templo, así como también con un pastor estable. Con el esfuerzo de los colonos, en 1934 se inauguró la Iglesia Reformada bajo la frase «A la Gloria de Dios» (en afrikáans, «God alleen die eer»), hoy llamada Iglesia Evangélica Reformada Sudafricana.

En Comodoro Rivadavia también se creó la iglesia reformada neerlandesa, lo cual contribuyó a mantener unida la comunidad, especialmente con la creación de la «Asociación Cristiana de Mujeres» en 1926, cuyo primer objetivo era la solidaridad y beneficencia. Gracias a los fondos que eran recaudados era posible satisfacer muchas de las necesidades que tenía la colonia.

Placa conmemorativa del centenario de la llegada de los colonos bóers a Comodoro Rivadavia.

En 1992 se fundó la Asociación Colectividad Sudafricana del Chubut, la cual tiene como objetivo conservar, difundir y promover su cultura, tradición e idioma afrikáans. La historia de los bóers de Chubut es tan particular que hasta provocó el interés de lingüistas de la Universidad de Michigan en los EE.UU., quienes llevaron a cabo un estudio sobre el uso del afrikáans en la comunidad. De acuerdo a este estudio, el dialecto conserva elementos del afrikáans anterior a 1925, cuando el gobierno sudafricano lo reconoció como idioma oficial.

En los últimos años ha surgido un interés en promover la herencia cultural de los bóers en Chubut, un ejemplo es la creación de un centro cultural y museo en la localidad balnearia de Rada Tilly, el cual fue creado por miembros de la colectividad local.

La historia de los bóers representa un auténtico ejemplo de la diversidad cultural y el crisol de razas de Argentina. Después de más de 100 años de la llegada de los bóers a Chubut, la comunidad sigue existiendo, así como también su legado.

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