Patagonia: Identidad y cultura

¿Cómo surgió la Patagonia y qué representa? ¿Cómo ocurrió el proceso de conquista del territorio patagónico? ¿Por qué es una región con una gran diversidad cultural? Con este artículo, el primero de una serie sobre la identidad y cultura de la Patagonia, iniciamos un recorrido histórico para responder algunas de estas preguntas.

Es difícil describir a la Patagonia: pueblos originarios, colonizadores, exploradores, misioneros, inmigrantes. Glaciares, mar, montañas, ríos, lagos y arroyos. Tierras aptas para cultivos, extracción de minerales, pesca, energía eólica, bellezas naturales y destinos turísticos únicos en el planeta. La Patagonia argentina es un territorio excepcional y abundante en recursos naturales y genuinamente rico, por el valor y la diversidad de su gente. Un territorio reiteradamente referido, creado e interpretado, la Patagonia constituye uno de los espacios geográficos y culturales más incansablemente escritos y vueltos a escribir por cronistas y escritores a lo largo de la historia.

La población de la Patagonia se estima en unos 2,7 millones de habitantes, que en relación a la extensión territorial equivale a la tasa poblacional más baja de Argentina, poco más de dos personas por kilómetro cuadrado. Con una superficie de 1,7 millones de kilómetros cuadrados, la Patagonia abarca casi la mitad del país. En la actualidad, la Patagonia está atravesada por diversas problemáticas territoriales, que incluyen, desde el acaparamiento de tierras, el conflicto con los pueblos originarios (tehuelches, mapuches), la megaminería a cielo abierto, la explotación del gas y del petróleo, los emprendimientos turísticos y los conflictos con propietarios millonarios, generalmente extranjeros, que cierran el acceso a espacios públicos.

«La Patagonia, esa tierra inhóspita y desolada, eternamente barrida por el viento, es la página en blanco en la que los hombres han escrito una historia hecha de sueños y adversidades, de utopías y fracasos. Las aventuras de intrépidos navegantes y conquistadores, de exploradores acechados por piratas y corsarios; los enfrentamientos entre indios y blancos; las peripecias de fugitivos de todas partes del mundo y de los abnegados colonos que llegaron en busca de tolerancia y prosperidad, dibujan sobre las desérticas mesetas un mapa de desafíos, sangre y quimeras».Barridos por el viento, Roberto Hosne.

El 11 de octubre de 1878 se estableció la creación del Gobierno del Territorio de la Patagonia. Por entonces el presidente Nicolás Avellaneda sancionó la Ley 954, creando dicha jurisdicción y estableciendo la sede de las autoridades en la localidad de Mercedes de Patagones, hoy ciudad de Viedma. “Desde el océano por el Este, hasta la Cordillera por el Oeste, y desde los ríos Negro y Neuquén por el Norte hasta el Cabo de Hornos por el Sur”. Seis años más tarde, en 1884, la Patagonia fue dividida en cinco gobernaciones: Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Transcurría el año 1903 cuando el Perito Francisco Moreno cedió a la Nación tres leguas cuadradas (unas 7.500 hectáreas) de su propiedad ubicadas en cercanías de Laguna Frías y Puerto Blest, al oeste del lago Nahuel Huapi, para que “sean consagradas como parque público natural”, según escribió en la carta de donación fechada el 6 de noviembre de ese año. Fueron estas tierras patagónicas las que dieron la idea original para los Parques Nacionales argentinos. Con el paso del tiempo la donación fue aceptada y ampliada en territorio, llegando a las 785.000 hectáreas. Así, el 8 de abril de 1922 se creó el Parque Nacional del Sur que en 1934 se transformaría en el Parque Nacional Nahuel Huapi.

Imagen del Parque Nacional Nahuel Huapi realizada por Vladimir Fedotov.

¿Cómo surgió la Patagonia y qué representa?

«La Patagonia es el último paisaje de la mente. Al igual que Siberia y el Sahara, se ha convertido en una metáfora de la nada y la extremidad. Sus fronteras se han extendido más allá de los límites políticos de Argentina y Chile para abarcar una idea evocadora de lugar. Un vasto triángulo en el extremo sur del Nuevo Mundo, esta región de estepas áridas, picos altísimos y vientos feroces estaba poblada por pequeñas tribus de cazadores-recolectores y nómadas cuando Fernando de Magallanes tocó tierra en 1520. Un momento fatídico para los nativos, este fue el comienzo de una era de aventura y exploración».Patagonia: A Cultural History, Chris Moss.

La Patagonia tiene un poblamiento inicial de una antigüedad aproximada de 13.000 años y una colonización surgida de un proceso complejo que comienza a fines del Pleistoceno, cuando las grandes masas de hielo empiezan a retirarse y el clima se vuelve más favorable para la instalación humana. A partir de allí, se suceden distintas etapas en la historia sociocultural de la Patagonia, previa a la llegada de los europeos.

La llegada a América de los primeros pueblos procedentes de Asia habría ocurrido hace 70.000 años. Por su parte los estudios arqueológicos realizados en las cuevas de la Patagonia meridional demuestran que ya había seres humanos en la región hace más de 10.000 años, y en las orillas del canal Beagle, hace más de 6.000 años. Los Yámanas o Yaganes – yámana significa “gente” – ocuparon la margen norte del Canal Beagle desde aproximadamente el 4.000 a.C., y desde allí se extendieron hasta el mítico Cabo de Hornos.

Los habitantes originarios ocuparon los territorios patagónicos desde tiempos ancestrales. En la provincia de Santa Cruz, la Cueva de las Manos, tiene unos 12 mil años. Los descendientes de los pueblos originarios no hablan de “tierras”, con su exclusivo sentido económico, sino que se refieren a “territorios”, con su valor cultural, costumbres e historia.

¿Qué representa la Patagonia? Todo depende desde qué lugar nos “imaginemos” a la Patagonia. A lo largo de la historia, la región patagónica ha despertado un gran interés en exploradores, científicos, escritores y aventureros de todas partes del planeta. Es una región única en el mundo. No solamente por sus paisajes, su fauna y flora autóctona, sino también por sus historias, mitos y leyendas. La Patagonia representa muchas cosas en nuestro imaginario colectivo: viento, belleza, amplitud, soledad, desierto, naturaleza. Y la lista podría continuar.

Al igual que América Latina, la Patagonia ingresa al relato occidental como una desmesura observada por ojos imperiales. Nos podemos remontar a las crónicas del italiano Antonio Pigafetta, el cronista de la expedición de Fernando de Magallanes, cuando en 1520 “descubrió” el estrecho que hoy lleva su nombre.

La Patagonia nace como frontera con una violencia doble de contacto intercultural y violencia etnocéntrica. Su escena inaugural puede leerse en Primer viaje en torno del globo, donde Antonio Pigafetta narra, por vez primera, la llegada de los europeos a la región en 1520, en la expedición de Fernando de Magallanes. El viajero y cronista italiano inaugura la idea del gigantismo de los indígenas patagónicos, asociados desde entonces tanto al nombre como a las extensiones del lugar, que de allí en más lleva, tal como señala el escritor Ernesto Livon-Grosman, “la doble marca de la exageración”.

Antonio Pigafetta, en su diario del 19 de mayo de 1520, inicia esta saga patagónica, ya que en las anotaciones correspondientes a ese día da cuenta su llegada a lo que hoy es Puerto San Julián, que él mismo fija en el 49º 30′ de latitud meridional. Allí conocerá al habitante del lugar a quien describe como un “hombre de figura gigantesca”, dando inicio a la leyenda del gigante patagón. Dice Pigafetta: “Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura” y dice, también, que es Magallanes quien le da a este pueblo el nombre de patagón.

Con la expedición magallánica, no solo comienza a desarrollarse una gramática de la mirada colonial respecto del lugar y sus habitantes, sino también una política de nominación, y consecuente invención y traducción de la región, para el consumo y control material y simbólico europeo, según sus modos de comprender y habitar el mundo. Luego de Pigafetta, son los historiadores de Indias, López de Gómara y Fernández de Oviedo, quienes se encargan de formular las legitimaciones discursivas para la subalternización de los habitantes del sur, a quienes nunca vieron y sobre quienes echarán a rodar la leyenda y forjarán un mito de salvajes, de gigantes y caníbales.

Los efectos de verdad de estas imágenes, así como los dispositivos de enunciación que instalan predicaciones negativas y deformantes de la Patagonia, se inician con la narrativa fundacional europea, participan de su definición literaria y política y son retomados y reformulados para representar la región como una frontera interna a conquistar para el ingreso a la modernidad y la definición y organización del país como una nación civil.

La Patagonia se construye discursivamente como una distancia intersubjetiva, relativa e histórica. Podemos pensarla como un territorio, pero también como una comarca cultural, un domicilio existencial, una geografía imaginaria, una región geocultural, y un lugar de enunciación.

Un comentario sobre “Patagonia: Identidad y cultura

No te vayas sin decir algo