A casi todos nos ordenan mandatos que a veces nos hieren el alma
A casi todos nos ordenan mandatos que a veces nos hieren el alma. A pesar de cumplir con los días que no son pasajeros con normas y estatutos. No hacemos borrador de ellos. A veces queremos besarlos, pues nos pagan un sueldo que es nuestro. Otras odiamos sus ropas por querer cambiar nuestros sueños. Vi como ordenaban servidumbres, los dueños y dueñas que luego abrasaban en fuego.
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